Cómo
evitar el dolor cervical
Las
terapias naturales, los ejercicios de recuperación y un estilo de vida sano son
fundamentales para que el dolor cervical no se convierta en un problema más
serio a medio y largo plazo.
Las molestias en el cuello afectan a siete de cada diez personas en
algún momento de su vida. Puede resultar cómico, pero la causa directa es el
peso de la cabeza. Los músculos del cuello deben sostener continuamente una
media de cuatro kilogramos. En algunos casos, bastante más. Para este trabajo
hace falta algo de entrenamiento. El estrés y las malas posturas mantenidas
demasiado tiempo representan una sobrecarga que acaba provocando dolor y
“tortícolis” o dificultad para mover el cuello hacia un lado.
Cuando una mañana cualquiera nos levantamos y nos damos cuenta de que no
podemos girar la cabeza como de costumbre, descubrimos que el cuello también es
vulnerable. De hecho, es uno de los epicentros del estrés físico y mental. Para
prevenir y aliviar las molestias que pueden afectar la zona cervical es
necesario comprender y valorar sus funciones.
Existen diferentes posibles causas del dolor de cuello. Algunas resultan
evidentes, como las malas posturas al dormir o los gestos forzados o repetidos.
Otras requieren un examen, como las hernias discales, las desviaciones
vertebrales o el desgaste de los cartílagos. También es posible que los
procesos emocionales incrementen las tensiones musculare y desencadenen las
molestias. Por tanto, el origen del dolor puede ser más o menos profundo o complejo.
Anatomía delicada
Para determinar la causa de la molestia vale la pena conocer la
estructura anatómica del cuello. Está formado por siete vértebras cervicales
con sus correspondientes ligamentos, músculos y articulaciones que le permiten
ser la parte más móvil de la columna, pero también una de las más sensibles. El
dolor cervical es el más común después del lumbago.
Además, el cuello comunica el cerebro y el resto del cuerpo.
En los plexos cervicales nacen los nervios frénicos, cuyas fibras llegan hasta
el diafragma. Cuando se hallan comprimidos pueden inhibirse los impulsos
nerviosos y dificultar los movimientos respiratorios. También se encuentran
ramificaciones del nervio vago que atraviesan zonas del cuello, tórax y
abdomen. Este nervio contiene el mayor grupo de fibras parasimpáticas que
llevan información a la faringe, esófago, estómago, intestinos, tráquea,
pulmones, corazón, páncreas e hígado. Si el nervio vago se ve afectado por un
exceso de tensión en los músculos laterales del cuello, puede descompensarse el
sistema parasimpático y producir ansiedad, estreñimiento, insomnio, fatiga,
dificultades respiratorias e incluso importantes alteraciones cardiovasculares.
Si el espasmo muscular o el desplazamiento de un disco vertebral
comprime un nervio, se puede sentir entumecimiento, hormigueo o debilidad en el
brazo, la mano o en otras partes. Por el cuello pasan también las arterias
carótidas que aportan nutrientes y oxígeno al cerebro. Si estos vasos
sanguíneos se contraen, la irrigación no es óptima y pueden producirse dolores
de cabeza, fatiga visual, trastornos del equilibrio, vértigo o falta de
concentración.
Las vértebras cervicales protegen finalmente la médula, el cordón
nervioso que parte del cerebro y conduce la información hasta las zonas más
alejadas del cuerpo. Un exceso de tensión en el cuello puede inhibir su
función.
Causas emocionales
Pese a que la columna cervical se puede describir como un mecanismo
prodigioso, el cuerpo humano es mucho más que un montón de engranajes. Los
conflictos emociales y las situaciones vitales complicadas provocan tensiones
musculares que reducen la flexibilidad de las estructuras cervicales.
En psicosomática, las tensiones que se registran en el cuello revelan
una lucha entre lo que se vive y lo que se siente, así como las dificultades
que se sufren para poder comunicar los deseos y los sentimientos, pero que se
ocultan por temor o por seguir la conducta social establecida.
Como consecuencia de la tensión emocional y psíquica, el cuello pierde
su forma natural, lo que predispone a una futura artrosis. Sin embargo, debido
a un enfoque parcial del problema, la mayoría de la gente cree que la artrosis
es la consecuencia de un desgaste contra el que nada se puede hacer.
La verdad es que se puede prevenir actuando a tiempo. Las molestias
hacen que el paciente inmovilice inconscientemente la zona, lo que provoca
mayor atrofia muscular, aumentando la inestabilidad y cerrando así el círculo
de dolor. Si no se actúa a tiempo, terminan produciéndose cambios degenerativos
a nivel de la articulación intervertebral (artrosis de carillas articulares),
patologías discales con deshidratación, protrusión o hernia discal.
Higiene postural
Dada la complejidad de la zona, cuando se siente una molestia de origen
desconocido vale la pena detenerse a comprobar si se da alguna de las causas
más prosaicas y frecuentes, antes de investigar las honduras físicas y
psicológicas. Así, muchos dolores cervicales son desencadenados por el uso de
zapatos con tacones demasiado altos, que multiplican las tensiones en la
musculatura que debe mantener alineada la columna vertebral. El remedio puede
ser tan sencillo como cambiar de calzado.
Los sujetadores muy ajustados también producen compensaciones en la
musculatura que limitan los movimientos naturales de la zona alta de la
espalda. Además, dificultan la circulación sanguínea y la linfática.
Pero la mala postura corporal es la causa más frecuente de rigidez o
dolor cervical. Las contracturas en cuello, hombros y espalda afectan a todo
tipo de personas y son comunes en las que trabajan muchas horas sentadas.
Normalmente comienza siendo una molestia en la nuca que se traslada hacia la
parte posterior de la cabeza y ambos hombros, y que desaparece al cambiar de
postura o al acostarse. Con el paso del tiempo, el dolor se hace más intenso,
se restringen los movimientos del cuello y el dolor se traslada hacia brazos y
manos, apareciendo también hormigueos o pérdida de fuerza.
Antes el dolor cervical era una enfermedad común en modistas,
planchadoras o amas de casa que permanecían largos periodos de tiempo cosiendo
o bordando. Hoy es más frecuente en las personas que realizan trabajos de
oficina. Si es el caso, conviene asegurarse de que se adopta una buena postura,
especialmente al sentarse frente a un escritorio la mayor parte del día. El
respaldo de la silla debe ser alto y contar con una curvatura lumbar. También
es preferible que tenga apoyabrazos. Por otra parte, hay que ajustar la altura
de la silla y del monitor para que esté al nivel de los ojos, con lo cual se
evita tener que mirar continuamente hacia arriba o hacia abajo. Las personas
que trabajan de pie, por ejemplo, en peluquería, también deben tomar
precauciones si tienen que inclinar con frecuencia la cabeza sobre los
clientes.
Alineación vertebral
Si se sufre de dolor cervical, es recomendable acudir a un especialista
en una terapia corporal que aborde el trastorno de manera individualizada. Las
terapias naturales permiten integrar los cambios en el esquema corporal de
manera progresiva y al trabajar sobre la conciencia corporal y la respiración
ofrecen beneficios neurovegetativos, emocionales y energéticos. El reequilibrio
de las cadenas musculares o la manipulación de los tejidos blandos mejoran la
posición de la cabeza y el cuello en relación a la espalda y los hombros, y
pueden conseguir buenos resultados donde han fracasado las pastillas
analgésicas y antiinflamatorias o los ejercicios de rehabilitación.
La terapia elegida debe conseguir que la cabeza y la columna vertebral
estén bien alineadas para reducir las cargas musculares. Para ello es necesario
sentarse bien, dormir en posiciones adecuadas y mantener toda la musculatura
del cuerpo con un buen tono gracias a la práctica de ejercicio físico un mínimo
de tres veces a la semana.
Por extraño que parezca, un dolor en el cuello puede tener su origen en
una barriga demasiado flácida. La debilidad de la musculatura abdominal cambia
la estática de la columna, aumentando las curvas normales, lumbar y dorsal, y
favoreciendo la inclinación de la columna cervical hacia delante. Por eso es
necesario observarse y comprobar que tanto sentados como de pie la columna
permanece erguida. Es incorrecto dejar caer la cabeza hacia atrás, adelantar
demasiado la barbilla o que el cuello quede demasiado tenso y estirado. Si se
tiene todo esto en cuenta durante la jornada, se pueden aliviar las molestias y
evitar que se repitan.
Cuidados día a día
En el trabajo
• Con la espalda recta, inclina lentamente la
cabeza de lado a lado y de atrás hacia adelante. También puedes describir
semicírculos (primero inclinando la cabeza hacia adelante, y luego hacia atrás)
para estirar suavemente los músculos cervicales.
• Haz pausas cada dos horas para relajarte.
Cierra los ojos y respira lenta y profundamente por la nariz durante cinco
minutos. No pienses en nada que te preocupe.
• Cuando trabajes sentado, asegúrate de que
la espalda está recta, con la parte baja apoyada en el respaldo y la nuca
estirada pero relajada. La pantalla del ordenador debe quedar a la altura de
los ojos.
• Si tienes que contestar el teléfono a
menudo, utiliza auriculares y micrófono. Usa también un sujetador de libros o
papeles junto a la pantalla para que puedas leerlos sin que tengas que bajar la
vista.
Descansa de verdad
• Duerme en un colchón que te resulte cómodo.
No hace falta que sea muy firme. De lado es la postura más recomendable. Evita
dormir boca abajo.
• Al sentarte en el sofá o una butaca, no te
apoyes en el extremo del asiento porque seguramente flexionarás demasiado el
cuello. Tampoco eches la cabeza hacia atrás.
• Cuida tu estado de ánimo. Realiza actividades que te hagan sentir
bien, como escuchar música, charlar con amigos o bailar.
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