¿Por qué el segundo hijo es más tremendo que el
primero?
Cuando decidí tener mi
primer hijo todo marchaba muy bien de principio. Él era un niño muy tranquilo y bien portado, sin
embargo, conforme fue creciendo, los berrinches y caprichos no se hacían
esperar, muchas veces me dejó en ridículo frente a las personas por su manera
de comportarse. Cansada de lo mismo recurrí a su profesor para que me diera
sugerencias sobre castigos ejemplares y sobre la manera en que él lograba
tranquilizarlo y sobre todo, disciplinarlo. El profesor sorprendido me dijo que
no entendía lo que yo le exponía pues en su clase mi hijo se portaba
maravillosamente bien. Me confesó nunca haberlo castigado pues era un niño muy
obediente que no daba problema alguno.
No lograba
asimilar sus palabras, posiblemente el profesor no sabía de qué niño hablábamos,
pero al ver mi cara de desconcierto me explicó que los niños nunca se comportan
igual, en sus casas son unos y en la escuela otros. La explicación a que en su casa se comporten ¨mal¨ o
se desaten, es porque ellos están en su territorio y se sienten seguros y en
confianza con las personas de su casa. Se podría decir que los más pequeños
tienen doble cara y son tan inteligentes que saben a la perfección donde
mostrar cada una y por qué.
Luego cuando tuve a mi segundo hijo comprobé
que mi primogénito era un ángel a comparación del segundo, se de
antemano que las comparaciones nunca son buenas pero con todos sus berrinches y
caprichos, el segundo era un terremoto que se llevaba todo a su paso.
Verdaderamente me desquiciaba en ocasiones pues no me hacía para nada caso,
parecía que no me miraba como ¨autoridad¨, me retaba, me ignoraba y confrontaba
casi todo el tiempo, era difícil entenderlo pues ambos fueron educados de la
misma manera.
Como yo, otros papás han pasado por la
misma situación, su primer hijo termina siendo el más tranquilo y el segundo,
todo un mini torbellino, claro, siempre habrá excepciones pero el que hubiese
otros papás como yo no puedo negar que fue mi consuelo.
Cuando
tienes tu primer hijo y te esperas un tiempo a tener el segundo, no puedes
negar lo agradable que es que todo esté en paz y armonía pero ¿qué pasa? Apenas
llega el segundo hijo y toda esa armonía desaparece.
Por ejemplo, mi segundo hijo es cosa
seria, ha roto infinidad de libros, a rayado paredes, ha quebrado objetos, sus
juguetes están todos destrozados y ningún mueble en la casa dura cuando él se
lo propone. Lo preocupante es que a pesar del torbellino que es, siempre
que llego por él a la guardería su carita muestra tristeza y sus ojitos se
miran llorosos.
Al cuestionar sobre su ánimo, miles son
las quejas que me atacan, por aquí y por allá, tanto niños como maestros y eso
es casi a diario. Y si, efectivamente el carácter de mi hijo
es muy difícil, lo he agarrado en plena acción haciéndole la maldad a un niño y
le he regañado tan fuerte que espero no lo vuelva a hacer, claro, primero he
hablado con él pero tras su poca disposición, se debe recurrir al regaño
fuerte.
Lo vuelvo a decir, comparar no es bueno
pero es una forma de reconocer que todos somos diferentes, además, no tiene
nada de malo siempre y cuando no hagamos dichas comparaciones frente a los
pequeños o hagamos distinciones entre uno y otro. Además, esto nos ayuda a
saber que cada uno necesita su trato y una manera específica
de disciplinar. Con mi segundo hijo tengo que ser un poco más dura pero es que
verdaderamente lo requiere, el primero ahora es tan pacífico que difícilmente
me arma un lío.
Su comportamiento nos ha metido en
varios problemas pero su pediatra dice que es lo más normal del mundo pues está
en la edad de aprender para siempre o para nunca las reglas de socialización.
Con el tiempo aprenderá a controlarse, a ser obediente y respetar reglas (¿cuánto
faltará para ese momento?).
A veces me gustaría que mis dos hijos
fueran iguales pero sus diferencias buenas o malas me han ayudado a aprender a
amarlos de la misma manera. Amo todo de ellos, incluso todo de mi mini
torbellino y es que los dos me ayudaron a abrir una puerta distinta y a ver el
mundo de otra forma.
Dentro de todo cabe destacar que ni el
primero, ni el segundo, ni el último, simplemente los hijos son maravillosos y
se les debe amar y respetar tal y como son. Con el tiempo y las experiencias,
irán moderando su comportamiento según lo consideren.
¿Qué opinas de esta información? Yo opino que los
segundos hijos somos los mejores. COMPARTE. :)
Fuente e idea
original: espanol.babycenter.com