Mamá hambrienta en Mcdonalds llora después de leer
una nota anónima de sólo 12 palabras
Un simple acto de bondad
tiene el poder de cambiar vidas. Algunas veces es totalmente improvisado y
otras planeado, pero para la persona de la historia abajo fue algo que se le
presentó inesperadamente mientras rellenaba su vaso de soda.
Una historia en
redes sociales que vale la pena leer y compartir:
"Estoy sentada
en Mcdonalds tomándome un Sprite. De acuerdo, es mi tercer Sprite. Y la mujer
en la esquina.... espera. Estaba aquí antes de que yo llegara. Entra caminando
un hombre con un niño pequeño, quizá de sólo tres años de edad, ¨Se suponía que
ibas a estar aquí hace una hora¨, dice ella algo molesta. ¨Bueno, ya estoy aquí
y él también¨. El hombre da media vuelta para dirigirse hacia la puerta, ¨Oye,
¿tendrás algunos dólares para una hamburguesa con queso, sólo tengo dinero para
esta Cajita Feliz¨
El voltea a los
lados para asegurarse que nadie esta viendo. ¨Al carajo, muérete de hambre¨,
dice y camina hacia la puerta.
Ella
simplemente menea la cabeza y camina hacia la caja con el niño, ordena una
cajita feliz para él. El chico que la atiende le dice que su tarjeta sólo tiene
37 centavos. Ella y el niño van a su auto en donde encuentran algunas monedas.
Se sientan con la cajita feliz y le prepara su comida y su diminuto vaso de
bebida. Le pregunta si mamá puede tomar una papa a la francesa, él le pasa la
que acaba de morder. (Casi me río para mí)
Camino hacia
la máquina de sodas y relleno mi vaso, Powerade esta vez. El chico de la
registradora está rellenando las servilletas, le doy mi tarjeta de débito y le
digo que le de a ella 2 hamburguesas dobles, unas papas y una bebida grande. Le
pido que no le diga que es de mi parte y escribo una pequeña nota con el
sharpie que uso en el trabajo. "Mantén la cabeza en alto y
siempre ve hacia adelante. Tú PUEDES, lo HARÁS". Él me trae mi tarjeta
de débito y camina de regreso hacia la caja en donde toma la bandeja con comida
para ella. Dice "Han comprado esto para ti", "¿Quién?",
"No se supone que pueda decirlo, pero no he sido yo", dice él y
regresa a la registradora.
La mujer lee la
nota en la servilleta y las lágrimas comienzan a bajar por sus mejillas. Llena
el vaso con su bebida y comienza a comer. El niño le intercambia un nugget por
una mordida de su hamburguesa (me río de nuevo).
Luego que ambos han
terminado se disponen a irse. Pasan a mi lado, le sonrío al pequeño y su madre
me susurra "gracias", le respondo también en susurros "¿Por
qué?", me sonríe y yo guiño un ojo. Vuelvo la cara al niño y le deseo que
tenga un buen día.
La vida es dura.
Siempre procura estar dispuesto a hacerla un poco más fácil a alguien. Las
pequeñas cosas hacen gran diferencia.
Para todos los
padres que están en una situación similar:
"Mantén la
cabeza en alto y siempre ve hacia adelante. Tú PUEDES, lo HARÁS"
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