Lo amé hasta que mi dignidad dijo:
“No es para tanto”
Me enamoré como nunca de alguien
que no merecía siquiera que lo mirara con todo ese amor con el que lo hice. Solía construir historias en donde los dos
éramos protagonistas, sin darme cuenta yo era todos los personajes.
Me dedique sin darme cuenta, a idealizar cada parte de su ser,
a ponerlo por encima de todo y de todos, incluyéndome a mí.
Me empeñaba en tratar de vivir
dentro de esas historias que solo estaban en mi mente. Era suficiente un falso “Te Amo” con su voz,
para creerme capaz de derrotar al mundo entero yo solita, en verdad yo solita, siempre camine
sola, aunque de la mano de alguien que fingió quererme solo para manipularme.
Creí que era valiente al arriesgar el todo por mantenerlo contento, cuando en
realidad solo estaba construyéndome un monumento a
la estupidez y a la ingenuidad.
Mi motor de vida era idear cosas para tenerlo feliz, creía que
eso era amar, que así no me dejaría, que así también él me amaría. Hice hasta
lo imposible para que fuera feliz, que no me daba cuenta que yo misma estaba
pisoteando mi felicidad, no me daba cuenta que estaba pasando encima de mis
sueños para poder cumplir los suyos, no me daba cuenta que estaba perdiendo mi
esencia, mi sonrisa, que estaba escupiendo en la cara a
mi dignidad.
Él lo sabía, era
consciente de que me estaba perdiendo en un mar de falsedades y que mi dignidad
estaba ya en el subsuelo, lo sabía y
se aprovechaba por eso. Me
manejaba a su antojo, me manipulaba cínicamente en las narices de todos, en mis
narices, la diferencia es que todo mundo se daba cuenta menos yo, porque lo
amaba, o eso creía.
¿En qué momento me olvidé de
mí? ¿Cuándo es que sobre pasé esa línea del amor y me convertí en
una vil esclava? ¿Cómo definir ahora lo que es el amor y cuáles son los límites
aceptables para sobre llevar una relación y vida en pareja? No se la respuesta
de ninguna de las anteriores preguntas que me están taladrando la cabeza, solo
que lo que yo hice por él no es amar, idealice y pase por alto todas las claras
señales que me mandaba diciéndome el NO ME AMABA que YO YA NO ME
AMABA.
No puedo definir cuál de todas sus bajezas fue la que me hizo
darme cuenta que debía retroceder, que debía decir adiós a ese lastre al que yo
llamaba amor. No fue fácil decidirme a dejarlo, pues mi lastimado corazón y mi nula
autoestima que caminaba de la mano con mi dignidad, no me dejaban ver que era
lo mejor, sin embargo, al hacerlo, al mandarlo a volar y exigir que
saliera de mi vida, volvió casi por completo el amor más fuerte que perdí casi por
completo, mi amor propio.
Descubro que tengo mucho que
dar, me enseñó que puedo dar todo por amor y no está mal, lo terrible es cuando
pasas por encima de ti misma para complacer a alguien más.
Aprende a amar eso que ves en el espejo todos los días, entiende
que la única que puede decidir qué hacer con tu tiempo, con tu cuerpo y con ti
vida eres tú misma…
Deja
de depositar tu felicidad en las manos de alguien más. No importa cuántas veces
te rompan el corazón, camina de frente y con la dignidad intacta.
Idea
Original: Anita Reyes