Durante este
funeral le entregaron a un bebé que le cambiaría la vida por completo.
Muchas veces hacemos un sinfín de planes, proyectos que nos
encantaría realizar, sin embargo, la vida siempre nos termina sorprendiendo y
al final no siempre obtenemos lo que queremos ni todo lo planeado resulta tal
cual. Emile se encontraba viajando y
de un momento a otro su vida dio un giro total pues terminó en un funeral y cargando a
un bebé que sólo tenía un par de días de nacido.
Al salir de la universidad, Emile tomó la decisión de viajar por
todo el mundo y luego de recorrer diferentes países decidió estacionarse en
Uganda, en donde se unió a la hermosa labor de colaborar como voluntaria de un hospital infantil y un orfanato. En realidad, ella era la única
voluntaria, hacía su labor con gran dedicación y mucho amor. Se encargaba de
cuidar a los pequeños pero un día inesperado recibió una llamada en donde le
informaban que un bebé recién nacido había quedado solo.
Sin pensarlo mucho,
Emile se dirigió al lugar que le indicaron en donde se estaba llevando acabo un
funeral, la madre del pequeño había fallecido y no había nadie que se hiciera
cargo de él, así que Emile debía llevárselo al orfanato. Desde
el primer momento en que lo tomó en sus brazos sintió una conexión tan especial
que nunca antes había sentido. En el orfanato decidieron llamarlo Adam.
El pequeño Adam era tan adorable que Emile terminó enamorada de
él. Ella prácticamente tomó el lugar de su mamá, lo cuidaba, lo bañaba, lo
alimentaba y si enfermaba ella pasaba las noches en vela cuidándolo. Lo amaba
como a nadie en el mundo, como el hijo que no tenía. Cada día que pasaba
aprendían más cosas juntos y el pequeño crecía como un niño feliz, sin embargo, Emilie debía volver a Inglaterra y retomar su vida, eso terminó partiéndoles el corazón a
los dos pues uno estaba acostumbrado al otro, quien los veía pensaba que eran
madre e hijo.
En Inglaterra, trabajaba
todo el día para juntar lo suficiente e ir a visitar a Adam, y aunque pasaba
pocos días con él, los disfrutaban al máximo.
Adam cada día crecía más y aprendía muchas cosas, Emile se desanimaba al saber que se perdía de su crecimiento y
aprendizaje, por
eso tomó una decisión que cambiaría su vida y la del pequeño Adam.
Emile tomó la decisión de
terminar su relación, renunció a su trabajo y con los ahorros que tenía volvió
al lado de Adam e inició el proceso correspondiente para adoptarlo.
El primer requisito era
vivir un año con el pequeño, ella encantada aceptó y después todo el proceso de
adopción fue un éxito. Por fin madre e hijo estuvieron
juntos y a ella jamás le importó haber renunciado a todo. El pequeño Adam le había cambiado la vida por
completo y seguramente también ella a él.
Adam tenía por fin el
amor de alguien, alguien capaz de renunciar a todo con tal de darle un hogar,
una familia y hacerlo muy feliz. No cabe duda de que hay mujeres
que nacen con el instinto maternal muy desarrollado y un corazón enorme y Emile es un ejemplo de ello. Toda la felicidad
del mundo para esta pequeña gran familia.
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